lunes, 16 de agosto de 2010

clara codd, fragmento del ensayo "la verdad de la vida"

“Vosotros sois Dioses”
Detrás de todo cambio rítmico yace la Eternidad. Detrás del desarrollo del hombre
yace una “divinidad que moldea nuestros fines, que talla el modo en que hacemos,” una
Deidad que sola es inmortal en sí misma. Todos los grandes Maestros han declarado eso.
El Cristo, citando al Rey David, dijo, “Vosotros sois Dioses”, y continuó, “y todos ustedes
son hijos del Altísimo”. Y, dicen las escrituras budistas, “Mírate; eres un Buddha”.
Aquí nos topamos con otra ley universal. No hay evolución sin involución, y así, en
un infinitesimal comienzo, se tiene toda la promesa y la potencia que se revela después.
¿Quién, desconociendo esto, puede figurarse que una diminuta bellota tuvo dentro de sí un
futuro gran bosque?. ¿Y quién, al mirar a un hombre, puede reconocer que está ante un
dios en construcción?


¿Pero por qué este proceso, exclaman algunos, con toda su ignorancia y dolor
concomitante?. ¿Tiene un niño el conocimiento y la experiencia de un hombre?. ¿Siempre
nace totalmente provisto y maduro?. Sólo la vida es eterna. Las formas en las que se reviste
desaparecen para reaparecer una y otra vez en mejores y siempre más elevadas vestiduras.
Es en su eternidad que ese hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios, cada hijo de
hombre, por muy subdesarrollado y degradado que sea, también es por siempre un hijo del
Altísimo. Nadie puede quitarle esa herencia. De una Única Fuente viene el espíritu del
hombre, recorre el mismo viaje inmortal, y un día alcanza la misma bendita meta.


Clara Codd fue una conferencista del mundo teosofico, incluso considerada coo el alma de la teosofia, mujer modesta y tranquila que jugo un papel enseñando sus temas, conferencias y ensayos principalmente  a trabajadores, mineros y granjeros los entonces consideradas tradiciones ocultas. si bien su audiencia era muy poco especializada, sintieron su sinceridad y habilidad al hablar y acudian a ella para que respondieran sus preguntas de sus mentes o sus corazones confusos.

                                                                          clara codd

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